Hechos y opiniones en el discurso oral

Hechos y opiniones en el discurso oral. Si el orador se prepara muy bien tanto en la forma como en el contenido, el auditorio también debe ser preparado para analizar el discurso. Un modo de hacerlo es investigar noticias sobre el tema abordado por el orador. Al fin poder distinguir entre hechos y opiniones, a continuación, consta el fragmento de discurso de Malala, y a favor de la educación de su país, Pakistán.

"De Miles de personas han sido asesinadas por los terroristas y millones han resultado heridas. Yo solo soy una de ellas. Así, de aquí estoy. Aquí estoy, una niña, entre muchas otras. No hablo por mí, sino por aquellos que no tienen voz y se puedan hacer oír. Aquellos que han luchado por sus derechos, sus derechos a vivir en paz, sus derechos a ser tratados con dignidad, su derecho a la igualdad de oportunidades, su derecho a la educación. Queridos amigos, el 9 de octubre del 2012, un talibán me disparó en el lado izquierdo de la cabeza. Dispararon a mis amigos. También pensaba que las balas nos iban a callar, pero fracasaron". 

FRAGMENTO DEL DISCURSO ANTE LAS NACIONES UNIDAS 

YOUSAFZAI, MALALA

En este discurso se presentan hechos que ocurrieron en la realidad, así como opiniones sobre esos hechos. Por otra parte, la emisora de este discurso, la chica pakistaní, habla no solamente a título personal, sino a nombre de otras niñas que no tienen el derecho a la educación.

 Los objetivos y subjetivos del discurso en el discurso oral

Determinar los hechos no es tan fácil, porque puede haber distintas versiones sobre un mismo hecho. Lo importante es tratar de distinguir cuando está siendo objetivo y cuando está guiándonos una visión subjetiva. 

Es clave, por otra parte, desarrollar la capacidad para opinar, y opinar en manifestar ideas propias sobre algo. Se debe sostener una opinión con argumento y no con caprichos o gustos.

A continuación, constan dos fragmentos. Un nuevo de Malala en la sede de las Naciones Unidas y una de Adam Rashid, jefe de los talibanes, el grupo que la atacó mientras la chica se refiere en general a la necesidad de estudiar, -cuyo símbolo son los libros y las plumas- Adam Rashid relativiza el valor del estudio dependiendo de las clases de libros y profesores. Los talibanes creen que el libro que se debe estudiar es el libro de Ala.

"Tomemos los libros y las plumas porque son nuestra arma más poderosa. Un libro y una pluma puedan cambiar el mundo". Subrayo Malala, quien aseguró que "los extremistas siguen teniendo miedo a los libros", y reparó que no está en contra de nadie, ni siquiera de los tabalines en su país.

"Dijiste que un profesor, un lápiz y un libro puede cambiar el mundo. Estoy de acuerdo, pero ¿qué tipo de profesor, qué tipo de lápiz y qué tipo de libro?" 

"El lugar donde te pusiste en pie para hablar a favor de la justicia y la igualdad en un lugar donde no todas las naciones son iguales". 

Solo cinco estados malvados tienen poder de veto [en el Consejo de Seguridad de la ONU], y el resto son impotentes, aleccionó Adrián Rashid.                                                     (El Pais,2013)

La distorsión es en la comunicación oral.

En la vida cotidiana es muy fácil perder la capacidad de distinguir entre hechos y opiniones. En el discurso oral, por el alto nivel de subjetividad que podemos involucrar en nuestras situaciones comunicativas.

HECHOS Y OPINIONES

En el discurso oral, es común encontrar tanto hechos como opiniones, y diferenciarlos es fundamental para lograr una comunicación clara, crítica y respetuosa. Los hechos son afirmaciones objetivas que pueden comprobarse con datos o evidencia, mientras que las opiniones son valoraciones personales que dependen de las creencias, emociones o experiencias del hablante. 

El discurso oral, por su naturaleza espontánea y flexible, suele estar cargado de subjetividad, lo que facilita que se mezclen estos dos elementos. Esta mezcla es más notoria en conversaciones cotidianas, debates, discursos políticos o en medios de comunicación, donde muchas veces una opinión se presenta como si fuera un hecho, generando confusión, desinformación o incluso manipulación. Reconocer un hecho implica buscar su verificabilidad, mientras que identificar una opinión exige prestar atención al lenguaje valorativo, a las emociones expresadas y a la falta de pruebas concretas.

Es importante aprender a distinguirlos porque mejora la comprensión entre las personas, evita malentendidos, promueve el pensamiento crítico y fortalece la argumentación. Por ejemplo, decir “el desempleo subió un 3%” es un hecho que puede comprobarse con estadísticas, mientras que afirmar “el gobierno no sabe manejar el país” es una opinión basada en una interpretación personal. Si no se hace esta distinción, se corre el riesgo de aceptar afirmaciones erróneas como verdaderas, de dejarse influenciar por prejuicios o de tomar decisiones equivocadas. Además, esta confusión puede distorsionar el sentido del mensaje, generar conflictos y afectar la credibilidad del hablante.

En conclusión, diferenciar entre hechos y opiniones en el discurso oral es clave para construir un diálogo justo, informado y reflexivo. Reconocer esta diferencia nos permite comunicar con mayor claridad, escuchar con atención y formar opiniones basadas en la realidad, no solo en percepciones.

 Ejemplo de discurso oral con hechos y opiniones (tema: educación pública)

“Queridos estudiantes, padres de familia y docentes:

Hoy estamos reunidos para hablar de un tema que nos afecta a todos: la situación actual de la educación pública en nuestro país. Es un hecho que el presupuesto destinado a la educación ha disminuido en los últimos dos años. Las cifras oficiales del Ministerio de Finanzas muestran una reducción del 10% en la inversión educativa entre 2022 y 2024. También es cierto que muchas escuelas rurales no cuentan con acceso a internet ni con materiales actualizados. Estos datos están documentados en informes nacionales e internacionales. Sin embargo, en mi opinión, esto no solo refleja una crisis económica, sino también una falta de compromiso por parte del gobierno con la educación de los sectores más vulnerables. Creo que cuando un país no invierte en sus niños y jóvenes, está hipotecando su futuro. No es justo que nuestros estudiantes aprendan en condiciones precarias, mientras se priorizan gastos innecesarios en otros sectores. Yo pienso que todos los niños, sin importar su lugar de nacimiento, tienen derecho a una educación digna, gratuita y de calidad. No estoy diciendo que todo lo que hace el gobierno esté mal, pero sí creo que debemos exigir más compromiso y más acción. La educación no puede seguir siendo una promesa: debe ser una prioridad real. A todos los aquí presentes, les pido que no se queden callados. Informémonos, participemos en los espacios de decisión, y sobre todo, no dejemos de luchar por un derecho que nos pertenece.”

Análisis:

En este discurso se combinan claramente hechos y opiniones.

• Hechos:

• “El presupuesto destinado a la educación ha disminuido”.

• “Las cifras oficiales muestran una reducción del 10%”.

• “Muchas escuelas rurales no tienen acceso a internet ni materiales”.

Estas afirmaciones son comprobables con datos oficiales o informes confiables.

• Opiniones:

• “Esto refleja una falta de compromiso del gobierno”.

• “No es justo que los estudiantes aprendan en condiciones precarias”.

• “Todos los niños tienen derecho a una educación digna”.

• “La educación debe ser una prioridad real”.

Estas frases expresan juicios personales, valoraciones y deseos del hablante.

El discurso logra ser efectivo porque parte de hechos concretos para construir una posición argumentada, no solo emocional. Usa la emoción para conectar con el público, pero sin abandonar la base de datos reales, lo que fortalece su credibilidad.

Conclusión

Este ejemplo demuestra cómo, en el discurso oral, los hechos y las opiniones pueden convivir y complementarse. Los hechos aportan solidez al mensaje, mientras que las opiniones permiten expresar convicciones y movilizar a los oyentes. La clave está en saber diferenciarlos y usarlos de forma ética y responsable, para no confundir ni manipular, sino para argumentar con claridad y construir un diálogo más consciente y crítico.